Varios países europeos han implementado tasas reducidas de IVA para ciertos bienes y servicios considerados esenciales, como alimentos básicos, medicamentos, libros y transporte público. Esto es una forma rudimentaria de considerar las necesidades básicas del consumidor y aliviar la carga impositiva sobre estos productos indispensables para el bienestar de las personas. Aunque es un avance, esta medida sigue sin tomar en cuenta las diferencias individuales en términos de ingresos y situación económica.